La raíz profunda de los problemas humanos, de sus temores, de su sentimiento de vergüenza, de sus huídas... se encuentra muchas veces reprimida, camuflada - pero Dios, que mira el corazón y lo sabe todo, llega allí en su momento.
Aunque los humanos somos especialistas en desviar una conversación comprometora a un terreno más seguro y esquivarnos de nuestra responsabilidad (como lo intentaron Adán, Eva, Caín, la Samaritana..., y también muchos creyentes que buscan consejo), el Señor siempre sabe reconducir la investigación para que salga a la luz la verdad completa - que es imprescindible para encontrar el camino de solución.
En el ministerio de la consejería necesitamos para eso la guía y obra del Espíritu Santo, que escudriñe las profundidades del alma humana, sabe revelar lo que hay escondido y convencer a la persona de lo que necesita entender. Es bueno ser conscientes que DIOS BUSCA A LAS PERSONAS, pone mucho interés en reconducir sus vidas, y su Espíritu está muy dispuesto a guiarnos para ser instrumentos de su Gracia en este proceso. ¡Confiemos en ÉL!
Que Dios os bendiga
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